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martes, 29 de noviembre de 2011

Nota: Leer de abajo hacia arriba según el diseño del Blog

Capítulo I
Los Juegos del Síndrome


Yuma - Japón – 21 de Abril, 2005 – 6:35 am.

Era un lejano pueblo en Japón, allí solía vivir, en una pequeña casa en un vecindario tranquilo de la ciudad. Como siempre Yiro pasaba frente a la casa en su bicicleta, dejando el diario donde siempre... era un chico de cabello café que vestía el uniforme del instituto.
Un ojo color negro se asomó a través de la cálida manta que cubría un tumulto en medio de la cama. Observó el reloj y luego volvió a acurrucarse entre la manta.
Luego de algunos segundos de inseguridad, se levantó una cabellera castaña sobre la cama. Seguidamente estiró los brazos hasta que finalmente suspiró frotando su rostro. Observó por la ventana y noto que empezaba a llover.
Una adolescente no mayor de 16 años se levantó y luego de un buen estirón, caminó hacia el espejo. No pudo evitar mostrar una sonrisa ante su cabellera alborotada y luego de unos segundos, se escuchó un rasgueo en la puerta. Ella sabía de quién se trataba y corrió a abrir la puerta. Un cachorro entró emocionado con su cola revoloteando a mil por hora.
- Nibi-chan -exclamó antes de tomar entre sus brazos al jadeante cachorro- ¡quien es el cachorro más bonito!
Mito Shiniba, esa era ella, con su cabello castaño y su sonrisa que la caracterizaba. Bajó las escaleras en piyama con sus pies descalzos que hacían golpes secos sobre la madera del suelo. El cachorro iba tras ella. Sin dudarlo le abrió una bolsa de galletas en forma de huesos y se las colocó en un plato con la palabra Nibi en relieve.
- ¡Mito, apresúrate se te hace tarde! –Mencionó su madre quien se encontraba en la cocina- tu padre ya arreglo la bicicleta, está en el garaje.
Ella mostró una sonrisa al recibir la noticia y caminó hacia la ventana. Llovía aún más fuerte, pero ella no parecía desanimada.
Minutos después se mostraba en su habitación con su uniforme del instituto, el mismo al que asistía Yiro, por casualidad.
Luego de unos minutos tomó su bolso antes de salir pintada del cuarto. El reloj indicaba la 7:15. Al rato después de una apresurada despedida, se movió con todas sus fuerzas y con gran agilidad por las calles de Japón con su bicicleta y un impermeable que le había regalado su tía Mike, era bonito, aunque el color rosa no le gustaba ni en lo más mínimo.

Ignis – Imperio Basilisk - 21 de Abril, 2005 – 6:35 am.

A las puertas de un castillo inmenso, varios soldados resguardaban la entrada del imperio donde descansaba Icaro y toda la familia real. Uno de los soldados fumó un cigarrillo a las entradas del castillo y varios otros resguardaban a una distancia de treinta metros aproximadamente entre ellos. Recostado de la muralla de roca, observó hacia el cielo mientras el humo se alejaba en un santiamén. Entonces escuchó un sonido extraño, al voltear la mirada, no vio a sus compañeros, todos desaparecieron misteriosamente. Él desenvainó su espada y caminó hacia su derecha. Segundos después, una sombra le golpeó tan rápido que no pudo ver quien fue. Su cuerpo calló inconciente al suelo y dos sombras consiguieron infiltrarse en el castillo.
Varias explosiones aturdieron el castillo por varios minutos. Icaro se levantaba de su trono al expresar unas palabras.
- ¿Qué rayos fue eso? -La gran puerta se abrió repentinamente- ¿quienes son ustedes?
Dos jovencitas entraron al salón sin dejar de caminar a la par. Una de ellas tenía el rostro de Mito, era un poco más alta, con el cabello más largo y con aspecto tenebroso, pero sí… era ella. Vestía un Haori negro, debajo de él, una blusa sin mangas y unos pantalones cortos ajustados del mismo color. Su ropa estaba algo manchada de sangre, lo que indicaba que acababan de matar recientemente. También poseía una katana desenvainada en sus manos llena de sangre que se destilaba de la hoja. Ella observaba a Icaro con gran desconfianza mientras caminaba hacia él al mismo tiempo que su acompañante.
La otra joven era una hechicera que poseía un cetro entre sus manos y vestía una túnica rojiza. Ambas con la misma mirada terrorífica.
Varios sujetos que resguardaban al rey corrieron hacia ellas, pero más rápido de lo que se lo pudieron imaginar, todos acabaron muertos en el suelo con su sangre manchando las paredes. Icaros retrocedió con temor e instantes después, gracias a un ataque conjunto de ambas, su sangre también llegó a ser parte de los lienzos en los que se habían convertido las paredes.

Yuma – Japón – 21 de Abril 2005 – 7:30 am.

No podría decir si era habilidad o suerte, pero lo cierto es que Mito había conseguido esquivar el gran trancito de la cuidad con su bicicleta, a gran velocidad en medio de le terrible tormenta se movilizaba hasta el instituto, donde consiguió (extrañamente) un espacio para su bicicleta. Se bajo con su impermeable rosa puesto, lo cual que llamó la intención de todos los que estaban en la edificación casi de inmediato. Con su bolso en mano, finalmente llegó a la entrada del edificio, donde no se detuvo. Siguió corriendo a toda velocidad mientras destilaba agua por todo el pasillo.
- Bien, chicos, antes de comenzar la clase quiero presentarles a alguien muy especial, ella es una estudiante que viene desde Tokio… -es interrumpida por la brusca llegada de Mito, quien abre la puerta corrediza mientras suspira con rapidez- señorita Mito, me alegra que esté aquí, ¿qué excusa utilizará hoy?
- Lo siento maestra- dijo bajando la cabeza.
- Puedes disculparte luego, quítate ese impermeable, está mojando el suelo.
Todos observaron el gesto de Mito al notarlo y soltaron las carcajadas de su vida. La nueva estudiante quien se encontraba delante de la profesora, observó a Mito con curiosidad mientras no pudo evitar soltar una sonrisa. Mito también le observó y ambas sonrieron casi de inmediato. Se trataba de la misma chica, la hechicera que en Ignis asesinó a todas esas personas.

Ignis – Imperio Basilisk - 21 de Abril, 2005 – 8:00 am.

Las dos jóvenes se encontraron sentadas en las escaleras del trono, esperando a que alguien llegase. En cuestión de segundos varios soldados vestidos con ropas más formales entraron por la puerta.
- ¡No puede ser! ¡¿Qué es esto?! –Exclamó uno de ellos horrorizado al observar el cuerpo del rey en medio del salón junto a los demás soldados- ¿Acaso fueron ustedes quienes asesinaron a toda la familia real y su majestad Icaro-sama?
- Fuimos nosotras –menciónala hechicera la otra joven no mencionó palabra alguna mientras observaba a los hombres con odio.
Los soldados se hincaron de inmediato con temor mientras la hechicera se levantó con su cetro en mano.
- Ya veo… -pensó uno de ellos-  Icaro-sama fue asesinado por estas dos chicas, parece que en realidad estaban buscando quedarse con el trono y no solo asesinarle para terminar la guerra.
- ¿Quién de ustedes dos se proclamará reina de Basilisk? -Preguntó uno de ellos haciendo reverencia.
La hechicera no duda en sonreír mientras la otra mujer permanece callada pero sorprendida ante la pregunta.
- Creo que… -dijo la hechicera mientras su cetro se iluminaba- yo me encargaré.
La otra joven no pudo evitar sorprenderse de inmediato. Inesperadamente una hoja de luz salió del cetro de la hechicera, cortando el rostro de su compañera quien cayó al suelo y presionó su ojo izquierdo con su mano. La sangre del suelo parecía multiplicarse mientras los soldados se horrorizaron por la traición. Ella no se lo podía creer, su compañera le había traicionado para quedarse con el trono.
- ¡¿Qué esperan imbéciles?! ¡Maten a esa enemiga del imperio!
La joven reacciona con rapidez pero sin quitar la mano de su ojo. Instantes después desenvainó su espada con su otra mano y en un soplo de velocidad desapareció antes de que uno de los soldados cayera al suelo con una herida que lo atravesaba.
- ¿Quién es ella? –Peguntó un soldado.
- Ella es la principal enemiga de este imperio desde ahora, y la quiero muerta –su expresión demostraba odio a borbotones.
- Entendido… -el soldado no conocía su nombre.
- Kaiya… mi nombre es Kaiya.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Prólogo


Bienvendios



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Prólogo

Había una vez dos mundos, uno paralelo al otro. Estos mundos paralelos poseían cosas en común u cosas diferentes, por ejemplo sí alguien moría en alguno de los dos mundos su ser en el mundo alterno también moriría instantáneamente. En cambio, sí alguien nacía entonces alguien con las mismas características físicas también nacía en la dimensión alterna. Pero como tenían similitud, también poseían grandes diferencias. "Síndrome de la interrelación alterna" este mecanismo del espacio el cual creaba la inversión del destino en el tiempo, marcaba la diferencia entre ambos mundos. En pocas palabras, si alguien era un gran pacifista que daría pst vida por salvar a las especies del mundo, en el otro mundo sería un asesino capaz de matar hasta a su propia madre. Ambos mundos poseían un balance perfecto. Sus nombres eran Ignis y Huma, este último pertenecía a los humanos, un mundo normal, con una paz normal... todo normal. Pero en el otro mundo, Ignis... Allí las cosas eran diferentes gracias al síndrome. En dicho mundo los seres poseían "Seiki", está era una energía con la que nacían algunos Ignos, ese poder les permitía tener habilidades que ellos utilizaron para la guerra, creando caos en el mundo entero. Luego de casi dos mil años de guerra, uno de los tantos imperios conquistó varios otros a la fuerza, convirtiéndose en el más grande y poderoso. Su líder, Icaro... Un hombre lleno de maldad quién buscaba y asesinaba todo lo que no se viera de su lado. Los Ignos buscaban formas para sobrevivir mientras las fuerzas enemigas acababan con los imperios restantes uno a uno. Fue entonces que dos guerreras completamente desconocidas aparecieron repentinamente frente al palacio de Icaro y luego de burlar su extrema seguridad, enfrentaro mutuamente al poderoso rey. Ambas ganaron la batalla, pero desde ese momento la historia se divide en dos... la historia que me sucedió a mí en el mundo humano y la historia que vivió mi otro ser en Ignis.